La Credencial
La actual credencial del peregrino tiene sus origines en las cartas de presentación que, desde los albores de la historia jacobea, concedían los reyes, infantes, papas, clérigos y otras autoridades como documento de recomendación o salvoconducto a los que peregrinaban a Compostela.
La historia relata multitud de documentos en los que se concedía, por mediación de dicha carta, todo tipo de privilegios y gracias para que el portador y sus acompañantes obtuviesen protección y exención del pago de tributos ( montazgos, portazgos, peajes, etc ) cuyo montante podía llegar a ocasionar graves problemas económicos a los que peregrinaban a Compostela.
En la actualidad es el documento que acredita como peregrino y que te da acceso a los albergues y a solicitar La “Compostela” en la Catedral de Santiago. Por ello es necesario que antes de iniciar el camino te pongas en contacto con la Asociación del Camino de Santiago de tu localidad para que te la faciliten
La Compostela
La Compostela es la certificación de haber cumplido la peregrinación a Santiago y se concede sólo a quien hace la peregrinación hasta la tumba del Apóstol, al menos los últimos 100 km a pie o a caballo, o 200 km en bicicleta.
Al principio, e decía en un pergamino y, en él se relataban con un texto más o menos amplio, además de una mención al apóstol Santiago, como patrono y protector “único y singular” de las Españas, la visita del peregrino al templo, la confesión y la comunión.
Desde hace ya tiempo, las credenciales se imprimen sólo en papel con orla característica de hojas de roble y vieiras jacobeas en la que se hace constar en latín el nombre del peregrino y es firmada, en la actualidad, por el Secretario Capitular de la Iglesia de Santiago de Compostela.
Hasta no hace muchos años, la Compostela era firmada por el arzobispo pero era una práctica solo teórica, pues, en realidad, correspondía habitualmente la firma al canónigo encargado de las peregrinaciones.